ANATOMÍA DE UNA SECUENCIA -4: Mi visa por un caballo

Andrés Mejuto salió de Francia en el barco Massília, desde el puerto de La Rochelle y llegó a Argentina el 5 de noviembre de 1939. Con tiempo, por lo tanto, de haber rodado las escenas que menciona en su testimonio, e incluso (ignoramos si fue así) presenciar su première, en el cine.

El Massilia no era un barco fletado por la ayuda republicana del SERE ni la JARE (aún no existente), ni por la ayuda diplomática del gobierno de México. Sus pasajeros tuvieron que agenciarse el pasaje por su cuenta. Viajaban 132 a Chile, 6 al Paraguay y 9 a Bolivia[1]. Por la posible relación de Andrés Mejuto con Neruda o su entorno, podemos deducir que aquél se dirigía a Chile. Sin embargo, el destino (y un caballo de carreras) cambiaron su rumbo.

En efecto, navegando en plena guerra mundial, el Massilia tuvo que ir sorteando los submarinos alemanes, tanto en la costa  de Portugal como arribando a las costas  sudamericanas. Pero fue en Buenos Aires donde la biografía de Andrés Mejuto da un giro inesperado.

Al llegar a puerto, a los pasajeros no se les permitió desembarcar e incluso se apunta que ni tan sólo asomarse a los ojos de buey, por considerarlos portadores de una peligrosa carga ideológica. Sin embargo, el poderoso y muy rico propietario del diario Crítica, Natalio Botana, tomo partido en su favor. Hasta el punto que, habiendo ganado contra pronóstico un caballo suyo –Romántico- el Gran Premio Carlos Pelegrini, dotado con 50.000 USD, decidió donarlo en su totalidad a los españoles encerrados en el Massilia, a los que visitó[2]. El empecinamiento del empresario hizo que el presidente de la República, Roberto Ortiz, accediera a dar permiso a los pasajeros para quedarse legalmente en el país.

La estancia en Argentina fue beneficiosa para Andrés Mejuto, que ya en abril del 1940 participó en representaciones teatrales, algunas con la compañía de Margarita Xirgu. Al año siguiente, forma parte del elenco que representa Mariana Pineda. También participó en el rodaje de diversas películas.

Regresado a España en 1956, estuvo vinculado a teatros nacionales e incluso llegó a tener compañía propia. En el cine, cabe destacar su participación en películas tan dispares como Campanadas a medianoche (Orson Welles, 1965), Un dólar de recompensa (Rafael Romero Marchent, 1973) o La escopeta nacional (Luís García Berlanga, 1978). La muerte le alcanzó cuando preparaba en Madrid las Comedias Bárbaras de Valle Inclán, el 21 de noviembre de 1991.

Al parecer le había ido bien, pues Max Aub narra en sus diarios, en la entrada del 12.5.1972: “Reencuentro con Andrés Mejuto. Al principio le confundo con un actor joven y tengo pánico de que se trate de su hijo. No”.

 

 

Damos por cerrado este hilo de pesquisas, a la espera del siguiente, que llevará por título: DOBLAJE.

De todas formas, quien tuviera interés en conocer los avatares y riesgos del viaje del Massilia, puede acudir a un relato completo en: https://journals.openedition.org/ccec/4242

Para seguir el CONJUNTO DE PESQUISAS, clicar en la imagen: 

 

 

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[1] http://www.barcosdelexiliorepublicano.com/masilia.html indica 132 pasajeros, ofreciendo una lista incompleta (en su mayoría judíos) en: https://www.hebrewsurnames.com/arrival_MASSILIA_1939-11-05
[2] Narrado en: SIMÓN, Ada y CALLE, Emilio. Los barcos del exilio. Oberón, Madrid, 2006. Pág. 153. Más detalle incluso en: . En ambos se cita la presencia del actor Severino Mejuto como pasajero.

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