ELECCIONES Y LEYES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA

En todas las materias es bueno seguir a los sabios, en especial cuando alguien se encuentra en un dilema, como pueda ser la elección de una opción política. En el momento de ir a votar, recomiendo revisar las teorías del profesor Carlo M. Cipolla, que en 1988 escribió Las leyes fundamentales de la estupidez humana[1]. Pueden ser muy útiles para ubicar a cada candidato en su verdadero contexto.

Así, teniendo en cuenta sus acciones y propuestas, cada uno de ellos se puede clasificar según el efecto que producirán en sí mismo, y en su sociedad.  El autor los clasifica en cuatro tipos básicos, aunque a veces la división no está muy clara, en especial por la habilidad que tienen en esconder su propia idiosincrasia. Según su teoría, los cuatro tipos básicos serían:

INCAUTOS: Se perjudican ellos para beneficiar a su entorno.

INTELIGENTES: Se benefician ellos a la vez que también lo hace su sociedad.

MALVADOS: Perjudican a los demás para beneficiarse ellos.

ESTÚPIDOS: Perjudican a los demás y  también a sí mismos.

La clasificación no es gratuita y menos en época de elecciones. El mismo autor (pág. 73) añade que un factor que determina el potencial de una persona estúpida procede de la posición de poder o autoridad que ocupa en la sociedad. Y añadiré una alusión al electorado respondiendo a la pregunta de cómo es posible que se pueda votar a según qué candidatos, de estupidez o maldad evidentes. Cipolla afirma que, según la segunda ley de la estupidez humana, la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica suya. Así, existe un porcentaje (más elevado de lo que se piensa según la primera ley) de votantes que se pueden incluir en el capítulo de estúpidos (en el concepto aquí señalado) y que, por lo tanto, votan a candidatos que les perjudicarán, con un efecto devastador tanto para ellos como para toda la nación.

Así pues, ¡ojo al ir votar!