VIEJAS MELODÍAS

No sólo Wert y sus muchachos han pensado en como uniformizar “españolizando” Cataluña (y el resto de comunidades, !atención¡). Ya durante la guerra civil, Hitler recibió informes geopolíticos que daban recomendaciones en el mismo sentido que ahora los utiliza el ínclito ministro. ¡Ah!  El tiempo pasa, pero los tics quedan….

Estudio dirigido por Franz Pauser para el III Reich, sobre la conveniencia de intervenir en la Península Ibérica:

“Francia tiene, con una España democrática y una Cataluña autónoma, el medio de establecer un contacto permanente entre el Imperio y la Metrópoli. Es a Cataluña a quien corresponde el papel de facilitar esta famosa articulación. Sea cual fuere la evolución posterior de la política española, la independencia o la autonomía de Cataluña podría simplificar extraordinariamente las comunicaciones entre los puertos franceses del África del Norte y los del sur de Francia, sobre todo si un día u otro la “Cataluña Gran”, que llega hasta Cartagena y que constituye el objetivo histórico de todos los catalanistas, llega a realización. Si hay 400 millas de Port Vendres a Argelia, no hay más de 100 entre Cartagena y Orán, terminal del proyectado ferrocarril transahariano destinado a unir la costa africana con Dakar. La “Cataluña Gran” constituiría el paso natural entre Francia y sus inmensas riquezas africanas.

“El sistema de ferrocarriles y carreteras catalanas, complementadas por la proyectada sección Tolosa-Lérida, facilitaría en gran manera este sueño imperial francés. Hay que evitar la amenaza de esta grandiosa realización y para ello los alemanes tenemos un objetivo concreto en España: destruir toda posibilidad de una Cataluña autónoma o independiente que pudiera servir de puente entre Francia y sus colonias.  Para llevar a cabo este proyecto, los alemanes tenemos preparado un plan: el traslado de la capital política de España a Barcelona, ya que esto destruiría para siempre toda posibilidad de autonomía catalana y daría a los castellanos la ocasión de obstaculizar el plan francés, al fijar la mirada de los españoles en el mar, que se convertiría pronto en el “Mar de las decisiones”.

También La Italia fascista se manifestó en términos parecidos, como en un artículo de Il Telegrafo, diario perteneciente al conde Ciano, yerno de Mussolini y Ministro de Relaciones exteriores(sin fecha, pero contemporáneo del anterior).

“Francia, que siempre ha sido enemiga de la unidad italiana, así como de la unidad alemana, ha sido también contraria a la unidad española… Es siguiendo esta tendencia milenaria de su política que Francia se ha servido siempre de Cataluña, intentando sacar provecho de las diferencias de lengua, cultura y desenvolvimiento social que la separan del resto de la Península… Tayllerand, el representante de la tradición francesa, aconseja a Napoleón no a ocupar toda España, sino a establecerse en Cataluña….

Todo el autonomismo catalán que nace y se afirma durante la primera mitad del s. XX, es de marca francesa…. Puede, pues, afirmarse que las ideologías de libertad trabajan en Cataluña en función de los intereses del imperialismo francés….

Italia quiere que la España Nacional vuelva a dominar Cataluña sin la cual no sería más que un Estado amorfo, confinado en el apéndice de Europa. Italia quiere que España se instale en los Pirineos con plenitud de derechos y de fuerza.”[1]