CIUDADANO X

Hace unos años, una película de intriga pasó sin pena ni gloria por nuestras pantallas. Se trataba de “Ciudadano X” ((Citizen X. USA. 1994. Dir: Chris Gerolmo. Int. S.Rea, D.Sutherland, M.von Sydow). En ella, un forense se encarga de descubrir un asesino de niñas en la lejana Siberia. Joven, trabajador y entusiasta, choca con la lentitud y la falta de medios que provoca la burocracia moscovita. Lo quiere solucionar todo: el crimen y las debilidades a escala nacional, lo que entorpece la investigación. Su jefe (D. Sutherland), gato viejo, le dice: “Hay que saber que batallas librar”. Cuando se centra en su cometido, lo consigue y detiene al culpable.

No sé si el señor Mas vio la película, ni si lo hizo alguien de su equipo asesor, por llamarlo de alguna forma.  Pero sí sé que la frase no le ha llegado. Sólo así encuentro explicación a su errática política de improvisación y ego visionario. ¿Cómo es posible que le pase por la cabeza el hecho de que simplemente dando la imagen de estadista angloparlante, pedagógico y razonable, con un buen perfil visto desde la derecha, la caverna adoptaría un carácter amable y dialogante. ¿Pensaba que en España, en Europa, en todas partes, simplemente repitiendo una y otra vez que nos ampara la razón, que somos gente de buen rollo, dejarían los gravísimos temas que nos están llevando a la miseria, y se apresurarían a abrirle las puertas, unos para dejarle salir y los otros para que pueda entrar en su paraíso?

Esto era, es y será una batalla sangrienta (sangre de los de siempre, ¡faltaría más!). ¿Se ha evaluado en ningún momento los recursos disponibles en cada uno de los bandos? ¿Se ha pensado que después de apoyarlo durante más de treinta años, de intercambiar favores, prebendas y amistades, el contrincante nos conoce las entretelas, domina los estrechos lazos tejidos con él, llegando hasta nuestra estructura más íntima, aquella de los rincones más oscuros?

Puede que el señor Mas no haya visto el film, pero seguro que conoce el refrán: “Quien lo come todo junto, lo c…. todo junto” (trad. literal del catalán) ¿Nadie le ha asesorado sobre qué batallas puntuales podría ir ganando a pesar del desequilibrio en los medios? ¿Nadie le dijo que lo primero que tenía que hacer era alejar al futuro contrincante (hasta ayer amigo) de los centros de decisión, influencia y clientelismo (diputaciones, ayuntamientos, medios de comunicación…)? Quizá hubiera habido alguna baja, en todas las guerras las hay; quizá algún municipio hubiera cambiado de color, pero eran batallas susceptibles de ser ganadas y preparatorias de encuentros de más entidad. Hubieran abonado el terreno para tiempos mejores, con una retaguardia cohesionada y con menos miseria entre la ciudadanía, y quizá incluso con algún aliado entre los que ahora están por otras cosas. 

Artur Mas esta más cerca del coronel G. Custer de They Died with their Boots On, que no del Moisés de The Ten Commandments

Para seguir con el símil cinematográfico, pienso en cómo se ha comparado a Artur Mas con Charlton Heston, el Moisés de “The Ten Commandments” (1956. Dir. Cecil B. DeMille). Aunque Moisés sacó a los judíos de Egipto, luego los mantuvo vagando por el desierto cuarenta años, y las peleas que inició, hace veintitantos siglos que duran. Posiblemente la figura más cercana a nuestro presidente sería el Errol Flynn del teniente coronel Custer de “They Died with their Boots On” (1941. Dir. Raoul Walsh). ¿Cuándo llegará su Little Big Horn?

La mejor manera de perder el capital es jugárselo todo en el primer envite a todo o nada, vengan las cartas que vengan. A no ser que lo que se quiera, o se haya pactado en secreto, sea pasar el capital al contrincante y olvidar la partida para siempre. A lo que se ve, el partido de gobierno no conoce al Ciudadano X, ni tampoco la historia reciente. En 1931, se proclamó la República catalana, y duró 72 horas; en el 34, después de un par de días, acabaron todos en los barcos-prisión y con los derechos recortados; después de los hechos de mayo del 37, el gobierno central asumió el orden público y se trasladó a Barcelona (coincidiendo curiosamente con una recomendación nazi). Desgraciadamente, la tradición catalana de gobernantes chapuceros se mantiene. Convendrán conmigo que es como mínimo sospechoso que una coalición –CiU- que se ha esforzado durante más de 30 años en ser decisivo en la “gobernabilidad de España”, que a compartido con la derecha centralista más rancia parientes, amigos, conocidos y saludados, ahora, de repente, en el momento más complicado y de mayor debilidad política y económica, decida librar una batalla con el ex-amigo íntimo, con quién ha compartido privatizaciones, subvenciones y cenas en el Ecuestre. Por favor, ¡váyanse al cine y déjennos en paz!

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