EL (vil) ESTADO DE LA NACIÓN
Después de presenciar la intervención arrogante, entre vil y estúpida (ver clasificación), de nuestro eximio presidente durante el Debate sobre el Estado de la Nación, debo recuperar de nuevo las palabras de aquel digno representante de nuestra nación: don Manuel Azaña:
Mi temor más fuerte no es que la República se hunda, sino que se envilezca…. ¿Estoy obligado a acomodarme con la zafiedad, con la politiquería, con las ruines intenciones de las gentes que conciben el presente y el porvenir de España según les dicta el interés personal y la preparación de caciques o la ambición de serlo?
Ya lo dije con anterioridad, pero por desgracia sigue vigente. Se perdió la guerra, vino la dictadura, y el país se envileció. Y los herederos de aquel dislate, siguen en ello. ¿Hasta dónde?¿Hasta cuándo?