EL GALLINERO

Hay un refrán que reza: “La vida es como la escalera de un gallinero, corta y llena de mierda”, a lo que añade: “y los de arriba se cagan en los de abajo”. Quisiera hacer una pequeña reflexión sobre los que están en los tramos intermedios. Parecen gallos, las plumas relucen, en especial en la televisión, pero no son los verdaderos gallos del gallinero. ¡No! Estos no se ven. Cagan, roban el maíz (mejor dicho, acumulan el maíz que los del tramo inferior les van llevando), pero lo hacen desapercibidos. Para esto ya tienen a los servidores del primer nivel (pienso en presidentes y ministros o consellers), que les hacen el trabajo sucio a cambio de poder sentirse cerca del verdadero poder (¡Ah, un paseo en yate!, ¡ah, poder ir a Davos…), de sentirse, durante un corto periodo de tiempo, los escogidos (no por el pueblo, ¡no!, sino por los del palo superior). Son estos, los intermediarios de mierda, los que generan los recortes, castigan a los que se quejan, protegen y enriquecen a sus dueños (esto de que lo es el pueblo es una falacia), y también los que dicen: “No se puede hacer de otro modo…”, o aquel famoso: “¡que se jodan!”. A todos ellos, hace un tiempo, les dediqué, manteniendo el tono escatológico, un artículo: ELLOS TAMBIÉN DEFECAN.
Y ya que hablamos de gallos, si tenéis un instante, podéis leer mi cuento: KIKIRIKIII, quizá una de las pocas soluciones posibles.