ANTE EL TSUNAMI
En Fukushima se está acercando la ola gigante. Alguien abre un paraguas; otros suben a las azoteas i chillan; hay quien se arrodilla y reza; también los hay que simplemente blasfeman maldiciendo su mala suerte. No están a tiempo de pararlo. ¿Qué pueden hacer? ¿Y en España?
En la televisión, en los periódicos, temas recurrentes: Reforma laboral; recortes sanitarios y escolares; Educación para la Ciudadanía; desahucios; aborto y contraceptivos; desprecio por el medio ambiente; sin recurso en la sentencia a Camps; rebaja de la fianza a los Gürtel; juicio a Garzón… y por encima de todo ello, como la espuma de la gran ola, la risa almidonada de los dirigentes que nos están llevando no sólo a la ruina económica sino también a la moral, con un retroceso tan súbito y brutal que sólo la dictadura de Franco había podido igualarlo hasta ahora.
Es una actuación tous azimuts. No es una corriente puntual o sectorial, es un empuje global, es un tsunami que va dejando víctimas barridas en las cunetas y pone en duda el futuro democrático del país. Y ante tal situación, ¿qué pasa? Pues reacciones similares a las indicadas en la imagen del principio. Cada uno centrado en su tema, el que le afecta o le motiva. Manifestaciones, adhesiones, encierros por todas partes: grandes sacrificios de tiempo y energía por parte de la población más entregada, pero puntuales. Los hashtags en las redes sociales son infinitos: Sobre desahucios, escuelas, ocupaciones, manifestaciones en los más variados sectores, referidos a temas materiales y también éticos y morales. Páginas web, artículos en los periódicos (aún)… Pero desgraciadamente hasta ahora se ha estado parando la ola gigante y poderosa, el tsunami, abriendo cada cual su paraguas.
Una contrarreforma como la que se está haciendo, sólo se puede llevar a cabo después de haber conseguido un poder absoluto. Como el que alcanzó Franco por las armas y la barbarie, ahora el PP lo ha adquirido agrupando el voto del miedo con el voto de castigo; el poder económico; la bendición de la Iglesia y el estímulo de la obtusa derecha europea. ¿Qué pasó con aquel primer gallego? Tuvo la respuesta de los maquis: verdaderos héroes que, uno por aquí otro por allá, sin el soporte de la política institucional –avergonzada y peleada en el exilio -, fueron muriendo anónimamente. Fue preciso esperar varios lustros para empezar a edificar una mínima respuesta unitaria que, reticente y sin medios, dejaría morir al dictador en la cama.
¿Y ahora? Antes de que la prepotencia sonriente del poder y la complicidad de una población decepcionada por las políticas pseudoprogresistas arrastre los esfuerzos actuales a la cuneta, ¿se podría pensar en una mínima posición conjunta para estructurar un instrumento de resistencia consistente y duradero? ¿Cómo debería plantearse? ¿Cómo se podría conseguir el encaje dentro de la secuencia población – sociedad civil – partidos – poder? Parece que los tiempos hayan cambiado mucho, pero los grandes intereses económicos e ideológicos se parecen mucho a los que intentaron copar el poder absoluto con las armas. Pero hoy, el binomio consumo-deuda es mucho más poderoso y sutil que las panzer divisionen. Intentaré continuar la reflexión sobre el tema, con referencias históricas que encajen con el nombre de este bloc. Ya desde ahora, todas las sugerencias serán bienvenidas.
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