ES LA GUERRA

LA GUERRA SIN CAÑONES

El tema de la deuda se está encabronando. ¡Otra vuelta de tuerca! No es banal, no es casualidad. Los padres de la derecha (los que vemos son sus acólitos), se dan cuenta que no tienen nadie poderoso enfrente; que lo que hay son unos políticos que, a lo sumo, son mediocres. Presidentes y ministros que han conseguido su puesto gracias a la obediencia ciega a un aparato que ahora se esconde. Puros ve-anda-y-dile, ya que los partidos han filtrado con saña cualquier atisbo de creatividad, de entrega o de riesgo. Y por mucho que se reúnan las mediocridades de los países europeos, ni por asomo intentarán oponerse a la armada neoliberal, y menos con alguna arma popular.

Pero entonces, si la guerra la tienen ganada de antemano, ¿por qué se va tan lejos? ¿No dominan ya los mercados? ¿No han esquilmado ya a los pequeños (y no tan pequeños) inversores? ¿No han inoculado ya irreversiblemente el ansia de consumo en la ciudadanía? ¿Qué más quieren?

Si consiguen, y en ello están, la suspensión de pagos de algún país europeo, significará posiblemente la muerte de muchas cosas, entre ellas el euro. ¿Son masoquistas? Si no pagan, ¿cómo conseguirán materializar los beneficios que han venido traficando?

De este último párrafo, yo deduzco que lo que se persigue no es maximizar el beneficio, sacar el máximo dinero del dinero de los ciudadanos; esto lo tienen ya asegurado, tarde o temprano. Lo se busca, y se está consiguiendo, es derrotar hasta su extinción la democracia (la de verdad, la que hubiera podido ser), la libertad de pensamiento, la autonomía personal de los habitantes de este continente donde nació el ágora, el racionalismo, el marxismo, la democracia real… Una vez hayan conseguido esto, la recogida de beneficios será pura rutina.

Esta es su guerra. Y la nuestra.

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