METAFORA 5 – Se derriba el Trabajo digno

Se derriba el puente del Trabajo Digno en La Sagrera (de los periódicos)

La reflexión que sugiere esta noticia es tan obvia que casi avergüenza desarrollarla. Pero lo haré: Es evidente que lo que se persigue es acabar con el trabajo digno, aquél que significaba una implicación del trabajador con la empresa y de la empresa con el trabajador, y con una retribución suficiente para una vida digna. Con él, las empresas crecían a un ritmo adecuado para digerir el proceso. Lo presento idílico, pero es que al contrastarla con la situación actual, cualquiera es idílica.

Hay una voluntad de convertir el trabajo en una mercancía más, con toda la indignidad posible inherente al mercadeo. La carrera hacia los beneficios más y más rápidos, la especulación, la falta de lazos entre el dinero y la forma de conseguirlo, llevan a tomar al contratado como un kleenex, de usar y tirar. En consecuencia, y dado que la permanencia, la fidelidad, la implicación es un valor a la baja, el empleado sólo buscaba, también, el beneficio inmediato (puta por puta, puta cara), cambiando de “cliente” febrilmente.

 Pero no es que sólo se quiera sacar el calificativo “digno”; se está procediendo a derribar la totalidad del “trabajo”. Se está haciéndolo desaparecer tout court. Se fomenta el miedo a estar desarmado, al vació que impide la supervivencia, con la finalidad de conseguir gente dócil y atemorizada. Ni digno ni indigno: Ninguno. Y quien quiera un sueldo, que se arrastre como un gusano.

¡Ah!, dentro de unos meses, una vez finalizadas las obras del AVE, quedará todo otra vez tapado. Se volverá a circular, pero el Trabajo Digno no será ya un puente para ir más allá. Será una calle llena de ordenanzas, de vigilantes y también, todo se ha de decir, jardines que cuidarán unos contratados en precario; unos simples mindundis de poner y quitar.