¿QUÉ VA PRIMERO?
A principios de los años 80, nace en Cataluña un movimiento social llamado Crida a la Solidaritat en Defensa de la Llengua, la Cultura i la Nació Catalanes. Quiero hacer aquí un único paralelismo con la situación actual, dejando para otro día el análisis del papel que representó Convergencia Democrática de Catalunya, tanto en su arranque como en su demolición. En una de las primeras reuniones, se discutía sobre un lema para una campaña. Eran tiempos de violencia en Euskadi, así que el tema no era baladí. Se dudaba entre: “Por la paz a la libertad”, o “Por la libertad a la paz”. ¿Qué era primero? ¿Cuál de los dos conceptos llevaría más sólidamente al otro? Y ello me hace reflexionar sobre los hechos actuales.
Por una parte, se nos presenta el “Proceso” hacia la independencia (de Cataluña) como un: “Por la independencia hacia la libertad”. Primero el proceso, conducido por un líder indiscutible y su partido, y por unas asociaciones que piden fe ciega en ellos. Después (Junqueras dixit) todo será fácil, un horizonte brillante al que hay que mirar sin reparar en las piedras del camino. No podemos dudar, no podemos distraernos con las injusticias actuales, los recortes, las privatizaciones, incluso con los pactos, secretos o a la vista, entre el partido de gobierno, el que lidera el proceso, y sus teóricos contrincantes, el PP (TVE, concertadas sexistas…, ayuntamientos, diputaciones). ¡No! Primero la independencia, que la libertad se nos dará después. No pensemos en ella mientras tanto.
Se puede, sin embargo, darle la vuelta a la frase: “Por la libertad a la independencia”. ¡Qué fuerza tendrían cada uno de los pasos del proceso si fuera consensuado por los ciudadanos libres, después de un análisis crítico, de una evaluación de los factores favorables y también los desfavorables, sin mesianismos ni adoctrinamiento mediático: la deuda, la aceptación o no internacional, la postura de las multinacionales, si significaría una consolidación del país que ya ahora se está construyendo (BCN world, puerto de lujo,… una réplica de la Cuba de Batista). Quizá veríamos lo duro que es el camino hasta llegar a la libertad (colectiva e individual), pero si decidiéramos seguirlo por voluntad y criterio propio, aseguraríamos llegar al final con fuerza y habiendo ganado ya en el trayecto.
Por el camino, en uno u otro caso, seguro que se perdería alguna pluma (¿de libertad o de independencia?). Incluso sería posible que el final un fuera exactamente el deseado. En la primera opción, en el recorrido independentista, se podría llegar a perder parte de la libertad; en el segundo, quizá perderíamos jirones de independencia, pero habríamos conseguido ser un poco más libres.
Tu decides.