TUNEAR EL VOTO
La memoria sirve para recordar cuando chocamos con una piedra y así no volver a tropezar. Por desgracia, los ciudadanos sólo hablamos cada cuatro años (lo que no implica que se nos escuche), y como la memoria es débil, vamos a votar basándonos en las cuatro afirmaciones populistas de campaña, olvidando los numerosos tropiezos, los incumplimientos, los pactos contra natura, por no hablar de imputaciones, corruptelas y clientelismos. Vamos a escoger un plato de un menú hecho por cocineros de los que no recordamos sus cochinadas.
|
El sistema político actual, con una democracia cuadrienal, está en `plena crisis, agravada por el doble fenómeno de la ignorancia y el desprecio hacia el poder que, según la obsoleta Constitución, reside en el pueblo. Los partidos políticos nos dan hechas las opciones a escoger en unos kafkianos programas electorales que después, aludiendo a la complejidad, a la mala suerte o a vete a saber que dictámenes, cambian de rumbo, traicionan los principios anunciados o simplemente se los pasan por el forro.
¿Y si cambiásemos el orden de los factores? ¿Y si fuéramos los ciudadanos y las ciudadanas los que dijésemos por adelantado lo que queremos? ¿Y si encargáramos los platos al cocinero, en lugar de tragarnos el menú a precio fijo que está preparando a escondidas? ¿Y si tuneáramos nuestra opción personal, con los diferentes componentes que un debate abierto y popular haría aflorar? Dados a conocer a los partidos, éstos podrían, o no, incorporarlos a sus programas electorales, y nosotros votarlos, o no, en función de la adaptación que muestren a la voluntad previamente manifestada.
Pongamos un ejemplo: Hay x miles de personas que declaran que quieren votar por algún partido que reivindique la República; hay y miles de ciudadanos que dicen que votaran a un partido que se haya manifestado por la “dación en pago”; hay z miles de votantes que manifiestan que optarán por un partido que confeccione sus listas mediante primarias, hay…
Lo han dicho ANTES del periodo electoral, y así, a la hora de votar, se podrán confeccionar el menú con la lista de partidos que presentan todos o algunos de los puntos previamente reivindicados. Entonces, sólo será preciso afinar en función de otros detalles; de lo que recordemos de su comportamiento e integridad, o simplemente escoger al que más se ajuste a nuestro paladar.
¿Os imagináis que miles de personas dijeran (no es tan difícil, en una semana, más de un millón de personas dijimos que deseábamos la dimisión de Rajoy en change.org), las motivaciones de su voto, y que muchas más adoptaran la idea en el momento de las elecciones? Incluso se podría soñar en que los partidos tendieran a sentirse portadores de un mandato del pueblo, y no a considerarse investidos religiosamente por un pueblo mudo, y con carta blanca para burlarse de quienes les han elevado al poder.