UN AVION DE MALRAUX DERRIBADO EN VALDELINARES -Historia viva.
Esta entrada es fruto de una estancia en la encantadora población de Valdelinares, donde el 27 de diciembre de 1936 se estrelló el Potez-54, el Ñ, de la escuadrilla Malraux. Este suceso es la base de uno de los hilos argumentales de la película Sierra de Teruel, que se analiza en detalle en esta web.
Voy a intentar corresponder a la calurosa acogida y la participación entusiasta de Teresa Lozano, Javier Julio García Miravete, Bienvenido y Eladio Roqueta con un estudio lo más detallado posible de lo que sucedió aquel día y los siguientes, así como su relación con los textos de las obras de André Malraux: su novela La esperanza y su película Sierra de Teruel.
ANTECEDENTES.
Después de una breve introducción[i], donde se relativiza y a la vez se pone énfasis en las fuentes consultadas, inicio aquí el análisis en profundidad de lo sucedido con el avión Potez-54 de la escuadrilla Malraux estrellado en Valdelinares. Empezaremos por el contexto histórico, complemento a la detallada evolución de las vicisitudes de la escuadrilla relatada en “La verdadera historia del rodaje de Sierra de Teruel”[ii] de esta misma web, y cuyo capítulo dedicado al incidente del día 27 de diciembre de 1936 se analiza aquí.
En el otoño de 1936 se vivían unos días convulsos, tanto a nivel nacional como internacional. Es en estos momentos cuando se incrementa la ayuda internacional en ambos bandos de la guerra de España. Aunque ya había algunos combatientes extranjeros (por ejemplo, algunos deportistas que habían acudido a los Juegos Populares de Barcelona, el 18 de julio), es el 14 de octubre cuando empiezan a llegar a la península las primeras Brigadas Internacionales, dirigiéndose primordialmente al Madrid asediado.
Por parte rebelde, ante un estancamiento del frente (Ver mapa[iii]), Mussolini pensaba incrementar los efectivos ya mandados a España, mientras que Hitler se inclinaba más por una unidad altamente especializada, que se convertiría en la Legión Cóndor, un salto relevante frente al soporte logístico y material dado hasta entonces. No es aquí el lugar para analizar las diversas fuerzas, pero Viñas[iv] da la siguiente cita: “No cabe olvidar que en efectivos la Cóndor casi triplicó la presencia soviética. Pero, claro está, no era el mismo tipo de personal. El Kremlin envió cuadros, asesores, pilotos y tanquistas, en número relativamente reducido. Lo que Hitler destinó a España fue toda una formación que, como señaló un aviador e historiador norteamericano, Proctor, era en muchos aspectos revolucionaria”.
El 6 de noviembre, un gobierno de la II República remodelado con la entrada de ministros anarquistas, se traslada de Madrid a Valencia. Antes, el 30 de octubre, se había decretado la militarización de todos los varones de entre veinte y cuarenta y cinco años[v], pero no se decretó el estado de guerra para que los rebeldes no obtuvieran el estatuto de beligerantes.
Las Brigadas internacionales llegan a Barcelona y luego a Madrid, donde su aportación es decisiva. Establecen su base de agrupamiento y formación en Albacete. Allí también recalará la escuadrilla España durante unas semanas. Malraux realizará varios viajes a Francia intentando conseguir más equipos y también aprovechará la pausa en los combates (aunque siguen operativos desde el aeropuerto de Los Llanos) para proceder a la sustitución de la mayoría de los mercenarios de la escuadrilla, contratados a precio de oro con las prisas de julio, no todos disciplinados y eficaces, por voluntarios, conservando algunos pilotos clave, como sería Abel Guidez, quien gestionaría el día a día del equipo en ausencia del escritor. Es a finales de noviembre cuando Malraux es promovido a teniente coronel, Guidez a comandante y Nothomb a teniente y, a sugerencia de este, la escuadrilla pasa a tomar el nombre Malraux, patente en los vehículos utilizados.
A principios de diciembre, la escuadrilla pasa unos días de asueto en una lujosa finca en Torrente[vi], cerca de Valencia, pausa que sirve para consolidar los nuevos equipos. Posteriormente, se instalan ya en el campo de aviación de La Señera, cercano a Chiva, desde donde iniciarán las operaciones que nos llevarán al derribo del Potez-54, Ñ. El gobierno español, ante el continuado asedio de Madrid, planea operaciones de diversión que fuercen a Franco a desviar tropas del centro para atender ataques periféricos. Uno de ellos será Teruel. En este momento, diciembre de 1936, la escuadrilla tiene un total de 42 efectivos, en su mayoría franceses, entre los que se cuentan 15 pilotos y 11 mecánicos[vii].
Por tierra, la República lanza tropas de choque para conquistar Teruel (en especial la XIII Brigada Internacional acabada de formar). En el aire, la escuadrilla Malraux participa activamente, bombardeando las instalaciones ferroviarias, el cementerio y las defensas aéreas de la ciudad[viii].
Por lo que respecta a la aviación, son significativos los datos aportados por Ángel Viñas[ix], en el recuadro.
A mediados de diciembre, ante los ataques republicanos, los franquistas deciden enviar al aeródromo de Caudé, al norte de Teruel, dos patrullas de Heinkel-51[x]. Son los que derribarán al Potez que protagoniza esta serie.
EL COMBATE AÉREO:
Preparativos:
Como se ha dicho ya, la escuadrilla Malraux, ubicada a principios de diciembre de 1936 en el aeródromo de la Señera, efectuó numerosas operaciones de ataque a Teruel o su entorno, que culminarían en el suceso del 27 de diciembre. Veamos el contexto militar.
Iniciada la guerra, hubo ya en julio enfrentamientos entre los dos bandos en la zona de Sarrión, muriendo el líder de la sublevación en Teruel, comandante Aguado, debiéndose replegar las fuerzas franquistas hasta Teruel.
Mientras en la capital sucedían hechos inhumanos, como los fusilamientos en la plaza del Torico, o los hechos de los pozos de Caudé, a partir de finales de agosto, el frente queda estabilizado, quedando dividida la provincia de Teruel, con la capital prácticamente rodeada por las fuerzas republicanas, quedando solo una salida por el valle del Jiloca[xi]. De norte a sur, siguiendo el actual territorio comarcal, las líneas quedarían delimitadas por el eje Alpeñés-Aguatón-Celadas-Teruel-Villel, para dirigirse después hacia la sierra de Albarracín. Así, quedaron en el bando gubernamental poblaciones como Valderrobres, Alcañiz, Castellote o Mora de Rubielos y también Valdelinares. En el mapa se aprecia claramente que si se llegaba a dominar Teruel quedaba el camino expedito a Zaragoza.
En el pequeño pueblo de Valdelinares, el más alto de España, tenía por aquel entonces unos 400 habitantes[xii], en los primeros días se ocupó la iglesia, quemando sus enseres y utilizándola como almacén. Es curioso que aún hoy en día, se conserva la piedra de la entrada del templo con la inscripción CNT.FAI (ver imagen), También es curioso que la cruz procesal esté hecha con trozos del fuselaje del Potez Ñ de la escuadrilla Malraux siniestrado en su término municipal. Pero no adelantemos acontecimientos.
Desde principios de diciembre de 1936, el ejército republicano se puso como objetivo conquistar Teruel, cosa que no haría hasta un año después. El objetivo era poder acceder a la carretera de Zaragoza y atacar la capital aragonesa. Entre los
atacantes cabe mencionar la XIII Brigada Internacional que se unió a las fuerzas comandadas por los coroneles Lacalle, del Rosal y Velasco. Por su parte, el bando rebelde dependía totalmente de los suministros llegados de Zaragoza, hasta que a mediados de diciembre se ordena establecer dos escuadrillas de Heinkel-51 (en total seis aparatos), en el aeródromo de Caudé, donde llegan el día 25[xiii]. Aunque en Sierra de Teruel el comandante Peña piensa que los cazas que podían atacarlos podían salir de Calamocha[xiv], son los de Caudé los que provocaron la caída del avión en Valdelinares.
Por parte republicana, había bombardeado el sector de Teruel los días 4, 12, 17, 21 y 24 de diciembre, para dar paso al ataque de las columnas republicanas y la XIII internacional. Concretamente, el día 24, cuatro Potez-54 escoltados por tres cazas Polikarpov I15 (chatos) lanzaron más de 100 bombas sobre la estación de ferrocarril y algunos edificios militares[xv].
No sabemos si en estas operaciones estuvieron implicados los aviones de la escuadrilla Malraux. Pero sí que en estos momentos es cuando reciben la orden de atacar Teruel, en concreto su cementerio (donde había baterías antiaéreas) y las instalaciones ferroviarias.
Un despegue accidentado.
Si seguimos a Paul Nothomb[xvi], el día 26 de diciembre hubo una operación en la que sí participó algún avión de la escuadrilla Malraux. Dice:
Nuestra misión tiene objetivos muy precisos: la estación y sus inmediaciones, la carretera y la vía férrea que conducen a Zaragoza, la central eléctrica. […] Tenemos suerte, el cielo está despejado y no hay cazas enemigos. Volvemos a nuestra base sin el menor contratiempo. Está previsto una nueva incursión el día siguiente si las condiciones atmosféricas lo permiten.
Sin embargo, la suerte les sería adversa al día siguiente[xvii].
El 27 de diciembre hacía un tiempo espléndido[xviii]: sin viento, con algunos cirros que incluso favorecerían aproximación sin ser detectados.
Sin embargo, partiendo de los detallados datos de Gesalí-Gascón[xix], al despegar antes de la salida del sol, a las 7,15 de la mañana, el Potez S, pilotado por Jean Darry, uno de los pocos mercenarios que permanecían en la escuadrilla, capotó al haberse incendiado el motor izquierdo. El avión quedó inservible. Malraux, que ocupaba un puesto de ametrallador, salió indemne, con solo algunos rasguños en el cuello y el pecho, como él mismo declarará más tarde a la prensa durante su viaje al Canadá[xx]. El retraso que el suceso acarreará será fatal para la tripulación del otro Potez-54, el Ñ, pilotado por los franceses Marcel Florein y Pierre Bourgeois[xxi], que despegaría junto a otro Potez, el O, de la fuerza aérea republicana, pilotado por el teniente Gregorio Garay Martín[xxii].
Los Potez tenían una velocidad máxima de unos 300 km/hora, con lo que podemos imaginar que con el retraso en el despegue y aproximadamente una hora de vuelo, estarían sobre Teruel algo antes del mediodía. Pero el éxito de la operación del día anterior y los avisos recibidos al volar ya a plena luz, ocasionarían el despegue de los Heinkel-51, llegados a Caudé solo dos días antes.
En la película, el comandante Peña, al preparar el ataque, indica que lo importante es llegar sin ser percibidos, pues entonces, los cazas rebeldes solo podrán salir de Calamocha, a bastante más distancia que Caudé del lugar del bombardeo. Al parecer, se activó Caudé ante el fortísimo ataque republicano, pero es posible que la aviación leal no supiera aún de su existencia.
Ambos bombarderos, sin escolta al principio, fueron atacados. Seguiremos después al Ñ, pero hay discrepancias sobre el destino del otro, el S. Mientras Gesalí-Gascón afirman que fue derribado, yendo a caer en Celadas, algo al norte de Teruel, mientras que Carlos Javier Sánchez[xxiii] explica:
El otro Potez consiguió llegar a Barracas donde se estrelló, partiéndose en dos, muriendo toda su tripulación: Garay, Ángel Blázquez, Emilio Walker y Adolfo Alcázar.
Respecto al Ñ, en su interesante conferencia en Viver, en 2022, David Gesalí y Alberto Gascón aportan una carta del piloto Pierre Bourgeois, altamente novedosa y con una aportación clave: En la mañana, ocupados en apagar el fuego del avión S incendiado, es solo el Potez español el que vuela y es derribado (“en nuestras líneas”, coincidiría con Barracas), mientras que el Ñ parte a primera hora de la tarde “para bombardear el cementerio de Teruel, donde había baterías antiaéreas”. Salas Larrazábal[xxiv] informa que el mismo día, hubo más operaciones, una de ellas a las 13,45, con cazas protegiendo Potez, que podría ser la referida por Bourgeois. En tal caso, coincidiría con la cronología del derribo y posterior socorro de los heridos que más adelante se detallará.
Dejo abierta la duda de las distintas posibilidades:
a/ Los Potez O y Ñ parten por la mañana del 27 de diciembre, una vez solucionado el percance con el tercer Potez, El O es derribado (cayendo en Celadas o Barracas, según autores) y el Ñ regresa, realizando una segunda operación a primera hora de la tarde.
b/ Después del incidente con el avión donde iba Malraux, despega solo el O de Garay, mientras que el Ñ de Florein despega después del mediodía.
En cualquier caso, Queda claro que los accidentados son atendidos de inmediato por la gente de Valdelinares durante la tarde del 27, mientras que Malraux no puede acudir al lugar del suceso hasta el día siguiente.
El combate:
No queda claro si el Potez Ñ iba acompañado de cazas. Si fuera así, es posible que hubieran salido de Barracas, dado el poco radio de acción de estos[xxv]. Salas afirma: El 27 de diciembre los Heinkel-51 salen a impedir el bombardeo de los Potez-54, que iban acompañados de seis cazas rusos, aunque al indicar que se derriba el Potez del teniente Garay es de suponer que se refiere al ataque de la mañana (aunque menciona los Potez en plural). Siguiendo la carta del segundo piloto Bourgeois (Gesalí-Gascón), el avión pilotado por Florein, es atacado por cinco Heinkel al llegar a Teruel. La mayor dificultad de giro de los Potez frente a los cazas alemanes, hacen que sea duramente ametrallado. El piloto intenta regresar a su base entrando en territorio republicano, momento en que llegan tres cazas rusos que alejan a los Heinkel[xxvi], pero se incendia un motor. Intentando hacer un aterrizaje de emergencia, se lanzan las bombas lo que provoca una sacudida que da con el avión en el suelo[xxvii].
El resultado fue[xxviii] (en cursiva, su nombre en la película Sierra de Teruel):
1 muerto: Jean Belaïdi (Saidi) (mecánico argelino)
Heridos: Jean Maréchal (ametrallador francés), con la cara destrozada (Gardet); Maurice Combébias (ametrallador francés) (Scali), George Croisiaux (ametrallador belga) (Miraux), Taillefer (ametrallador y bombardero francés), herido en el pie, que es el único que conserva su nombre en la película.
Indemnes: Marcel Florein (Langlois) (primer piloto, francés) y Pierre Bourgeois (Pujol) (segundo piloto, francés)
Ubicación:
Después de haber visitado Valdelinares y el lugar aproximado donde cayó el avión el 27 de diciembre de 1936, gracias a la información de don Bienvenido Roqueta Cañada (que tenía 6 años en el momento del suceso) y su hijo Eladio, podemos informar de que el avión cayó en el paraje de Las Gazullas, en un cuadrado formado por el mas de la Penilla, mas Blanco, mas de la Granja y el masico de Pedro José, aproximadamente a una hora a pie desde Valdelinares.
Aunque en algunos textos se habla del lugar como “Los Planos”, ello fue desmentido por los asistentes. Quizá indujera a error el hecho que meses después, en la misma zona, se estrelló un avión italiano de las fuerzas franquistas.
Cabe señalar también que en el combate aéreo, fue derribado uno de los Heinkel rebeldes, el pilotado por el capitán Alfredo Arija.
Cerraremos esta entrada con un comentario sobre los días posteriores. El 29, los I-15, “chatos”, rusos, en represalia, ametrallarían el campo de Concud/Caudé, alcanzando a los Heinkel He-51 que tuvieron que ser desmontados y mandados a Sevilla para su reparación[xxix]. Ello causó gran enfado en Franco, que mandó un duro telegrama al jefe de la 5ª división, reconociendo la destrucción de cinco aparatos[xxx]:
“Sírvase comunicar V.E. al jefe de la 5ª División que es imprescindible tome medidas necesarias en evitación casos como el de Teruel, en que, seguramente por falta de medidas de previsión, pudo el enemigo ametrallar en tierra a cinco aparatos inutilizándolos. Debe tener en cuenta que, no existiendo en nuestro territorio fábricas de aviones, tenemos que defender mucho el material que poseemos, muy difícilmente reemplazable”.
El resultado de tanto esfuerzo y sacrificio no fue, sin embargo, recompensado., Sánchez Martín concluye su capítulo diciendo:
No obstante esta superioridad aérea, que permitiría el bombardeo de Teruel el 30 y el 31, los republicanos no lograron más avances, siendo inmovilizados en Corbalán en enero de 1937.
El rescate:
Aunque se irá detallando, puede ser orientativo para el lector mencionar los cuatro puntos a que nos referiremos: Chiva/La Señera, donde estaba Malraux; Mora de Rubielos, donde había un precario hospital; Linares de Mora, último punto donde llegar con vehículos, y finalmente Valdelinares, donde habían recogido los heridos (ver mapa).
Asimismo, podemos aventurar aproximadamente el tiempo mínimo de desplazamiento entre los mencionados puntos, teniendo en cuenta la precariedad de las vías de comunicación de la época:
Chiva-Mora de Rubielos, unos 150 km en coche, unas 3-4 horas.
Mora de Rubielos – Linares de Mora, 22 km. una hora en coche, o cinco en mulos o a pie.
Linares de Mora – Valdelinares, unos 12 km, unas 3-4 horas a pie o en mulos, por lo que actualmente sería el PR29.
Valdelinares – lugar del siniestro. Una hora a pie.
De lo dicho hasta ahora podemos tomar como cierto que el avión cayó a primeras horas de la tarde del 27 de diciembre de 1936.
Por el ruido de las bombas soltadas momentos antes y el propio estruendo en el momento de estrellarse, es lógico pensar que acudirían de inmediato los habitantes de Valdelinares, tardando aproximadamente una hora, y que después de asistir a los heridos, los bajarían al pueblo ya anocheciendo.
A partir del testimonio de Teresa Lozano, podemos afirmar que los heridos y el cadáver de Belaïdi, fueron depositados en la casa de la familia Lozano, la más acomodada y capaz del lugar en aquellos días. Aquí hay una cierta discrepancia, aunque no afecta para nada al relato: Según el piloto Bourgeois (Gesalí-Gascón), el ametrallador argelino murió en el momento del accidente, mientras que personas de Valdelinares me comentaron que había muerto en la habitación de la entreplanta inferior de la casa de la familia Lozano, en la calle Hispano América (ver imagen).
Sea como fuere, podemos considerar que alguien (un niño en la novela La esperanza) podía haber visto el momento en que se estrelló el avión, o acercarse a él poco después, pero que el grueso de valdelinarenses que acudieron en auxilio de los aviadores, debería tardar algo más de una hora en llegar.
El trayecto desde Valdelinares fuera posiblemente por el cementerio y siguiendo el camino hacia el Alto del Hornillo, dirigiéndose al rato hacia la derecha, por los Corralejos y las Lomas, hasta encontrar, al cabo de algo más de una hora, el avión siniestrado.
Imaginemos por un momento la escena. Quizá nos ayude leer un fragmento (segmentado) de la novela[xxxi] (en la película, en su secuencia XXXIX y última, rodada en Collbató-Barcelona, se visualiza a partir del descenso):
Gardet (Maréchal) había visto una cabaña, y había caminado hasta ella, con la mandíbula rota apoyada en la culata de su revólver […] Un campesino que lo había visto de lejos había huído. […] Gardet tomó una pala de un rincón, con una sola mano, a la vez para extraer a Saïdi cuando hubiera vuelto hasta el avión y para ayudarse a caminar. […] Volvió siguiendo las gotas de su sangre en la nieve. (página 520)
En el momento en que alcanzaba el avión, un chiquillo se aproximaba a Pujol (Bourgeois) […] Gardet se volvió: su rostro, siempre apoyado en su culata, estaba acuchillado de un extremo a otro. Le colgaba la punta de la nariz […] El niño gritó y se fue corriendo. […]
Algunos campesinos se aproximaban a ellos, traídos por el que se había escapado cuando había visto a Gardet. […] Cuando explotó la bomba, todas las gentes salieron de sus casas y los más audaces se acercaban. […] Los campesinos y las mujeres con pañoletas negras los esperaban, agrupados e inmóviles, como si hubiesen esperado la desgracia. (página 522)
Mas allá de la ficción que hubiera podido implantar Malraux, no es descabellado pensar que entre el momento del impacto, con la primera incursión de Florein, su vuelta, el diálogo con el niño y la posterior llegada de algunos lugareños, hubiera pasado más de una hora. Además, habían llegado por curiosidad, pero no preparados para el auxilio.
Se acercaban a los heridos. Desde que los campesinos comprendieron que uno solo de los hombres tendidos estaba muerto, empezó una agitación afectuosa y torpe. (página 523)
Si la novela es fidedigna, cabría pensar que en efecto, se depositó en una estancia privilegiada a Saïdi, pero no su cuerpo agonizante, sino ya de entrada su cadáver. La casa es muy grande y bien dotada, así que se pudo repartir a los demás heridos entre las numerosas habitaciones con las que cuenta.
Un campesino fue a buscar a un médico. Muy lejos; tanto peor. Transportar a Scali, Miraux, el bombardero, no parecía sencillo; pero los montañeses tienen la costumbre de las piernas rotas. Pujol y Langlois podían caminar, y Gardet en rigor. […] Habían comenzado a bajar al pueblecito, hombres y mujeres muy pequeños en medio de la nieve. (página 523)
A partir de lo sugerido por la narración y las imágenes que alguien de la tripulación tomó con la cámara de Raymond Maréchal (que herido en la cara difícilmente pudo tomarlas)[xxxii], intentaremos sacar más conclusiones, teniendo en cuenta que Malraux relata primero la operación de rescate que el siniestro en sí, quizá dando a entender que es alguno de los afectados el que le ha contado lo sucedido. En cualquier caso, alternando la novela, las declaraciones oídas en la conferencia de Gessalí-Gascón, las fotografías y otras fuentes que se citarán, se intentará reconstruir la cronología del rescate de los heridos y el muerto, así como la actividad de Malraux en aquellos momentos.
IMAGEN 1: Los lugareños llegados no son muy numerosos, y no se aprecia ni la presencia de mulos, ni tampoco de ningún tipo de material. Alcanzo a ver unas 22 personas, con media docena de mujeres. Como mucho, pudieron ayudar a los heridos a bajar hasta Valdelinares, con angarillas improvisadas. Se consumiría toda la tarde en ello.
IMAGENES 2/2A: Unas ocho o diez personas regresando al pueblo (posiblemente pasando por Los Corralejos, según se aprecia en la imagen actual).
Con ello, podemos afirmar que las otras imágenes que veremos, en las que aparecen monturas e incluso el ataúd de Saïdi, fueron, como muy pronto, hechas al día siguiente. Ello confirma la estancia de al menos una noche en Valdelinares, en la casa de la familia Lozano.
Como se ha dicho, la novela nos narra el rescate de los heridos con la llegada de Magnin (Malraux) que va viendo a los diversos compañeros, antes de explicarnos los primeros momentos después de estrellarse el avión. Sigamos este hilo:
La Dirección de Operaciones había telefoneado al campo que los heridos habían sido recogidos en el pequeño hospital de Mora.
Para luego afirmar:
El hospital de Mora estaba instalado en la escuela: allí no estaban los heridos. Aconsejaron a Magnin que telefoneara a Linares: allí habían pedido uno de los médicos de Mora para los heridos […] Por fin respondió Linares. No, los aviadores no estaban allí. Habían caído cerca de una aldea. Valdelinares. Más arriba, en la nieve. (página 515)
[…] Por fin una llamada. Valdelinares respondía. Escuchó: Uno de los aviadores puede caminar. Han ido a buscarlo.
Así, partiendo de lo ya dicho y de los indicios extraídos de los fragmentos anteriores, podemos afirmar:
1.- El campesino que fue a pedir un médico, tuvo que bajar hasta Linares (3-4 horas), posiblemente porque en Valdelinares la centralita no estaría operativa por la noche.
2.- Los tripulantes del avión seguían en Valdelinares cuando Malraux llegó a Mora, habiendo partido de La Señera, el aeródromo de situado en Chiva:
El auto de Magnin corría entre los inmensos bosques de naranjos. Su profusión continuaba durante kilómetros, bajo la perspectiva de Sagunto (página 515).
3.- No cabe duda de que estamos ya en el 28 de diciembre. Ello viene también confirmado por lo oído en la conferencia de Gesalí-Gascón. Según sus datos, a las 7 de la tarde del 27, la aviación republicana aún no sabía qué había sido de los Potez que habían atacado Teruel y no habían vuelto a la base.
Así pues, llegado a Mora ya el 28, Malraux se hace cargo de la situación (es desde Mora desde dónde telefonea, no desde La Señera). En su base, habría recibido, si acaso, el informe de la Dirección de Operaciones, en la noche del 27 o la madrugada del 28.
Sigamos con el bastante aproximado relato de la novela (aquí sí, muy coincidente con los diálogos de la película Sierra de Teruel). En negrita remarco lo relevante.
Magnin habla con Valdelinares:
—Oiga, ¿pueden ser transportados todos los heridos?
—Sí, si tienen ustedes camillas.
Magnin interrogó al empleado. No había; quizá hubiera camillas en el hospital; no seis seguramente. Magnin tomó de nuevo el receptor:
—¿Pueden ustedes fabricar camillas con ramas, correas y jergones?
—Yo… sí.
—Les haré llegar lo que pueda como camillas. Desde ahora, puede usted hacer las camillas y empezar a bajarlos. Yo espero aquí la ambulancia. Subirá hasta donde pueda subir.
—¿Y el muerto?
—Haga bajar a todos. […]
Volvió a empezar la carrera a través de las calles. […] Había en total dos camillas que ataron al techo del automóvil.
—¿No serà demasiado alto para la puerta del pueblo? […] (página 517)
En el siguiente párrafo, sin saber si mediante el coche o con mulos, Malraux (Magnin) ha llegado ya a Linares. Desde luego, horas después de lo anteriormente narrado.
Linares es un burgo amurallado. En la posada, cuya planta baja estaba llena de carretas patas arriba, de camillas, esperaban los mulos. Un médico, venido del valle, estaba en el Comité, y unos quince jóvenes. […]
—No necesitamos tantos cargadores.
—Se empeñan en ir -dijo el delegado.
—Bueno, ¿y la ambulancia?
El delegado telefoneó a Mora, no había llegado todavía. […]
—¿Cuánto tardaremos en llegar arriba?
—Cuatro horas. Los encontraréis antes. (página 517)
IMAGEN 3: Malraux subiendo ya hacia Valdelinares, al encuentro de los heridos.
Aquí se confirma lo siguiente:
4.- El día 28, mientras Malraux llegaba a Mora de Rubielos y se apresuraba en organizar el rescate, aún sin ambulancia pero con un médico acabado de llegar, los habitantes de Valdelinares empiezan a bajar a los heridos.
5.- Desde Linares a Valdelinares había unas cuatro horas de camino, con caballerías y las camillas. Empiezan a subir con la esperanza de encontrarlos por el camino.
El camino entre Linares de Mora y Valdelinares debía ser, aproximadamente, el que hoy recorre el PR 29, del que en las figuras se puede ver el recorrido (por el Escobón y el Espinillo).
Si seguimos la novela, el encuentro con el primer herido que bajaba, Pujol (Bourgeois), sucede a medio camino:
Después de una hora de camino terminó el valle, en el fondo del cual aparecía Linares […] Magnin dejó de oír el ruido del agua. […]
Subía desde hacía dos horas por lo menos, cuando terminó el camino aferrado a la montaña […] En el ángulo del camino, aguardaba un pequeño guerrero sarraceno, negro contra el cielo con el escorzo de las estatuas sobre un alto pedestal: el caballo era un mulo y el sarraceno era Pujol, con casco. Se volvió y de perfil, como en un grabado, gritó: “¡Aquí está Magnin!” en medio del gran silencio. (página 518)
A continuación va encontrando a los aviadores, algunos en camilla, estableciéndose en la novela diálogos prácticamente idénticos a los expresados en la película. A Gardet (Maréchal) le dice:
—La ambulancia estará abajo en hora y media. El hospital, esta tarde (página 524)
Se intuye que es a medio camino de Valdelinares, que la ambulancia la encontrarán en Linares, pero que hasta después no podrán llegar al hospital de Mora hasta la tarde.
En algunos momentos, Magnin interactúa con los campesinos, como cuando le dice a una vieja que quiere dar caldo a uno de los heridos:
—Es mejor no darle al que tiene la cara herida —le dijo.
—Era la única gallina del pueblo —respondió ella gravemente.
—A pesar de todo.
—Es que tengo mi hijo en el frente, yo también…(página 524)
O cuando se le acerca una mujer interrogándole:
—¿Qué son?, ¿extranjeros?
—Uno belga. Uno italiano. Los otros franceses. […]
—No, árabe.
—¿Árabe? ¡Vaya!…
Fue a transmitir la noticia. (página 525)
[…] La noche no caía aún, pero perdía su fuerza (página 527)
[…]Detrás de las almenas, todo Linares estaba amontonado. La luz era débil pero aún no había caído la noche. (página 529)
6.-Parece verosímil que se empleó todo el día 28 en bajar los heridos y el cadáver de Saïdi hasta Linares.
Y es muy significativo como termina el capítulo dedicado al incidente, sin seguir luego explicando lo que pasó:
Magnin, en el teléfono, escucha a Vargas (el director de operaciones (página 185):
—Es la batalla decisiva, Magnin. Traiga todo lo que pueda, como pueda…
—Los mandos de los alerones de profundidad del Marat (el Ñ) están casi cortados.
—Lo que pueda. (página 530)
7.- Ello da a entender que Malraux, una vez los heridos recibían ya cuidados, volvió a Valdelinares para recuperar en lo posible las partes aprovechables del avión caído.
Fijémonos en las fotografías hechas entonces, donde se aprecia un terreno llano, que debe ser ya la parte alta de Los Corralejos o Las Lomas, desde luego no ningún pasaje del accidentado torrente que comunica Linares con Valdelinares.
Nos dice Paul Nothomb[xxxiii]: “Malraux enrola a unos campesinos para ayudarnos a desmontar el avión estrellado. […] Malraux vuelve cogiendo de prestado unas mulas, Florein sobre la primera, él sobre la última”.
IMAGEN 4: La comitiva incluye también, al menos, a un lugareño y a otra mula. Además, la presencia de un guía y dos personas más nos da la idea de que había gente que iba y volvía del lugar del siniestro.
IMAGEN 5: Según Nothomb, a lomos de una mula, se traslada “lo que parece un trozo de timón”. Cabe señalar algunos detalles complementarios: Malraux se esmeró en recoger el máximo de material, hasta el punto de que, según Gesalí-Gascón, hizo unos pequeños recortes de la tela del fuselaje, para entregar a los miembros de la escuadrilla como recuerdo de sus vivencias.
Por otra parte, los testigos de Valdelinares afirmaron que, una vez recuperado el material bélico por parte de la escuadrilla, los habitantes del lugar aprovecharon los trozos de metal que quedaban para sus casas y cobertizos. Hasta el punto de que la cruz procesal de la iglesia de Valdelinares, está hecha con trozos metálicos del avión[xxxiv], según pude constatar personalmente (ver imagen).
EPÍLOGO:
La aventura en Valdelinares finaliza aquí. Sin embargo, puede ser interesante mencionar lo que sucedió posteriormente al respecto.
El voluntario Mohammed “Jean” Belaïdi[xxxv], ametrallador de cola, nacido el 2 de septiembre de 1908 en Soumman (Argelia) fue enterrado en el cementerio de Chiva[xxxvi], junto a la tumba de un compañero muerto en accidente días atrás, Alliot. En su homenaje, la escuadrilla Malraux puso su nombre a uno de los pocos Potez-54 que quedaron, el P, que participó en su última operación, protegiendo a los fugitivos de Málaga (La Desbandá) el 11 de febrero de 1937[xxxvii].Los heridos fueron llevados a un hospital de Valencia. Allí se curaron los heridos leves, pero Malraux no quiso que los graves corrieran ningún riesgo.
Así, Taillefer fue repatriado a Francia donde se le curó. Sin embargo, siguió cojeando el resto de su vida, como guía-fotógrafo en Padirac (Dordoña). Dijo: “Me quisieron amputar en el hospital de Valencia. Malraux rehusó. Me llevó a una clínica y después a París. El me ha salvado, no sólo la pierna sino la vida”[xxxviii].
El amigo de Malraux, Raymond Maréchal, que había querido suicidarse al ver su cara desfigurada, fue operado por un médico en una clínica privada, pasando después a París. Siguió cerca de Malraux, incluso durante el rodaje de Sierra de Teruel, donde posiblemente algunas fotografías del equipo sean suyas. Finalizó sus días en la Resistencia, en el maquis de Corrèze, en 1944[xxxix].
Por su parte, Malraux ya no volvería a dirigir la escuadrilla. Pasó el mando a Abel Guidez, que le había acompañado desde los inicios. Había sido el mejor piloto de la escuadrilla y siguió en servicio hasta que murió cuando fue derribado por la aviación franquista su avión sanitario[xl]. El escritor francés preparaba ya su viaje a Estados Unidos para divulgar la injusticia con que se estaba tratando internacionalmente a la II República. Allí empezó a ver la conveniencia de hacer una película para influir en la opinión pública. Pero esta es otra historia que se analiza en detalle en VisorHistoria[xli].
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NOTAS:
[i] https://www.visorhistoria.com/hasta-donde-la-historia-jose-en-valdelinares/
[ii] https://www.visorhistoria.com/la-verdadera-historia/
[iii] SALAS LARRAZABAL, Jesús (1972). La guerra de España desde el aire. Barcelona, Ariel. Página 80
[iv] VIÑAS, Àngel (2007). El escudo de la República. Barcelona, Crítica. Página 10.
[v] BEEVOR, Antony (2005). La guerra civil española. Barcelona, Crítica. Página 256
[vi] NOTHOMB, Paul (2001) Malraux en España. Barcelona, Edhasa. Página 88.
[vii] THORNBERRY, Robert S. (1977). André Malraux et l’Espagne. Ginebra, Livrerie Droz. Página 214.
[viii] DELPERRIE DE BAYAC, Jacques (1968). Les Brigades Internationales. Paris, Fayard. Página 131.
[ix] VIÑAS (20079: 165
[x] SALAS LARRAZABAL (1972): 153
[xi] CASAS OLIGARAY, Alfonso. “La guerra civil en la comarca de Teruel”. https://www.falamedesansadurnino.org/media/guerra_civil.pdf
[xii] https://www.foro-ciudad.com/teruel/valdelinares/habitantes.html#google_vignette (hoy 87).
[xiii] SALAS LARRAZÁBAL, Jesús. (1972). La guerra de España desde el aire. Barcelona, Ariel. Página 153.
[xiv] Secuencia en la que Peña explica el plan de vuelo al capitán Muñoz, que curiosamente aparece en pantalla pero no estaba incluida en el guion original mecanografiado (Fundación Max Aub. AMA Sign: C32-14)
[xv] SANCHEZ MARTÍN, Carlos Javier. “La guerra aérea en el Alto Palancia durante el conflicto civil (1936-1939). http://perezrovira.net/almonecir/wp-content/uploads/2016/09/LaGuerraAereaAltoPalanciaDuranteConflictoCivil.pdf
[xvi] NOTHOMB, Paul (2001). Malraux en España. Barcelona, Edhasa. Página 120.
[xvii] Aunque Lacouture (1976: 233) sitúa el accidente del Potez de Malraux el 26, seguimos a Nothomb que formaba parte de la escuadrilla. El suceso con el Potez S sucedió el 27, causando un retraso fatal en el resto de la expedición.
[xviii] https://articles.adsabs.harvard.edu/full/seri/BMOE./0027//0000140.000.html
[xix] En la interesantísima conferencia “Los Potez en la guerra de España”, dada en Viver el 11 de junio del 2022, David Gesalí y Alberto Gascón dieron datos muy bien documentados de la operación, e incluso leyeron una interesantísima carta de Pierre Bourgeois, segundo piloto del aparato siniestrado. Tomé algunas notas, así que la citaremos bajo el lema: GESALI-GASCON. Esperamos con interés la publicación anunciada de tantos datos relevantes.
[xx] Le Devoir, Montreal. 5.4.1937 P. 12.
[xxi] THORNBERRY (1977) : 51
[xxii] SALAS LARRAZÁBAL (1972): 153
[xxiii] SÁNCHEZ MARTÍN (2016).
[xxiv] SALAS LARRAZÁBAL (1972): 153
[xxv] Los chatos tenían una velocidad máxima de 310 km/h y una autonomía de 750 km, o sea unas dos horas, por lo que la proximidad era clave. https://www.defensa.com/laminas-historicas/polikarpov-i-15-chato
[xxvi] NOTHOMB (2001): 124
[xxvii] En la visita a Valdelinares, se me informó del hecho, diciendo que aún persiste un agujero de unos dos metros de hondo cerca de la zona donde fue a parar el avión.
[xxviii] https://www.visorhistoria.com/batalla-aerea/
[xxix] SANCHEZ MARTÍN (1916).
[xxx] GOMÁ, José (1958). La guerra en el aire. Barcelona. P. 173. Citado en SALAS LARRAZÁBAL (1972): 154
[xxxi] MALRAUX, André (1995) La esperanza. Madrid, Ed. Cátedra. Página 520 y ss.
[xxxii] Todas las imágenes menos la 2 (archivo Malraux), están en MOTHOMB (2001) entre las páginas 124-131, en las que narra el suceso.
[xxxiii] NOTHOMB (2001): 130
[xxxiv] https://www.diariodeteruel.es/comarcas/la-cruz-procesional-de-valdelinares-esta-hecha-con-el-fuselaje-de-un-avion-republicano-de-la-guerra-civil
[xxxv] CORONADO, David. (2015) Información diversa sobre el brigadista argelino Mohamed “Jean” Belazadi. En Barcelona, Biblioteca del Pavelló de la República (UB) https://sidbrint.ub.edu/es/node/24223. También: https://maitron.fr/spip.php?article98909
[xxxvi] MÚJICA MIRÓ, David y BAYOT CLAVER, Salvador (2019) “Historias de La Señera”. ICARO, nº 130. Noviembre 2019.
[xxxvii] NOTHOMB (2001) : 146.
[xxxviii] LACOUTURE, Jean (1976) Malraux, une vie dans le siècle. Paris, Ed. Du Seuil. Página 235.
[xxxix] NOTHOMB (2001): 134.
[xl] THORNBERRY (1977): 208.
[xli] https://www.visorhistoria.com/la-verdadera-historia/