UNA OPORTUNIDAD PERDIDA
¡Qué ocasión perdida! Una ocasión de demostrar el tipo de país que deseamos; una oportunidad para dejar atrás las costumbres parlamentarias de dominio dictatorial de los aparatos de los partidos.
Cataluña es la única comunidad sin ley electoral propia. Otras simplemente han copiado la estatal, pero aquí no. Con una falta absoluta de vergüenza, los partidos mayoritarios mantienen una ley obsoleta, centralista, desequilibrada y alejada del pueblo, despreciando incluso los informes de los expertos convocados por ellos mismos. Dar libertad de voto el día 23 de enero del 2013 sobre la famosa “Declaración de soberanía” hubiera mínimamente paliado su vergonzoso historial.
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El once de septiembre del año pasado, una parte importante del pueblo catalán se manifestó. Bajo un difuso pero cierto y profundo sentimiento de pertenencia a una sociedad, motivaciones diversas empujaron a la gente a agruparse y asistir. Si los políticos son los representantes de este pueblo, deberían reflejar también esta diversidad, demostrando a la vez que además de ser gregarios obedientes, tienen personalidad propia, como la tienen cada uno de los asistentes al acto mencionado.
Es normal que los partidos, como colectivo e instrumento de reflexión y proyección hacia el futuro, expresen una determinada posición, y que ésta sea seguida por muchos de los que se han adherido a ellos, muchos pero no forzosamente todos. El 28 de julio de 2010, el Parlamento de Cataluña aprobó la prohibición de las corridas de toros, dando –ahora se ve que con una cierta dosis de cinismo-, libertad de voto a los parlamentarios. ¿No es la Declaración de Soberanía un tema más importante y que surge directamente de lo más profundo de la persona (y por lo tanto del político), como para poder aplicarle una licencia parecida? Quizá el resultado hubiera sido similar (algunos de Unió que no, algunos del PSC que sí), pero el sentimiento democrático hubiera salido reforzado.
He revisado algunas leyes relacionadas (que encontraréis en la página de enlaces de este blog), y en ninguna dice la obligación del parlamentario de votar siempre la opción dictada por el partido. Otra cosa seria las represalias internas posteriores, que de existir dirían muy poco sobre el carácter democrático de los “aparatos” (y hablo no sólo del PSC, sino también CiU).
Esta primera pista (la libertad de voto, complemento imprescindible a las listas abiertas) sobre una futura ley electoral más justa, tendría también una consecuencia muy necesaria hoy en Cataluña: reducir la crispación y la bipolarización en el interior de CiU, en el interior del PSC (los dos principales causantes de que no tengamos una ley electoral decente), y también y por encima de todo, en el interior del pueblo catalán, que se ve reflejado, pero no tanto representado, por sus excitados parlamentarios.
¿Cómo podemos estar hablando del derecho a decidir y a la vez poniendo en cuestión el derecho individual a expresar la propia decisión? ¿Cómo se puede decidir a dedo la decisión de decidir sobre el derecho a decidir?
Si, totalmente de acuerdo, enviando una opinion desde fuera de Cataluña, coincido con la pregunta principal que se hace Antoni y su perplejidad. Creo que la heterogeneidad mostrada por los representantes del PSC es positiva y muestra cierta libertad de pensamiento que debo respetar y que me da una mejor idea de que esta pasando por alla. Igual que PSOE y PSC a veces discrepan, tambien discrepan dentro del PSC. Lo que algunos periodicos españoles y el propio P. Navarro han planteado como negativo y poco entendible, yo no opino asi. Ni siquiera en esta declaración, que segun la Constitucion carece de validez juridica, permiten que cada escaño se exprese con libertad y diga realmente lo que opina, y no lo que mande su jefe de grupo. ¿se trata de que todos tienen/tenemos que decidir lo que unos pocos jefes mandan decidir? ¿se trata de decidir lo que otros deciden? Curiosa forma de entender el derecho a decidir.